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Bogotá, agosto 11 de 2024. No se puede negar que los jóvenes colombianos están más interesados en la política y sienten un mayor respaldo a la democracia, según la última edición del Barómetro de las Américas. Sin embargo, su participación en las elecciones sigue siendo baja. En las últimas elecciones presidenciales, solo el 51% de los jóvenes entre 18 y 29 años votaron, un porcentaje significativamente inferior al 66% de participación de los mayores de 29 años.
A pesar de esta baja participación electoral, los jóvenes aprueban más la democracia que sus contrapartes mayores. Un 34% de los jóvenes expresa su satisfacción con el sistema democrático, en comparación con solo el 28% de los mayores de 29 años. Además, muestran un mayor interés por la política, con un 29% de jóvenes interesados frente a un 22% de los mayores. Este contraste pone de manifiesto una desconexión entre el interés y la participación activa en el proceso electoral.
Otro aspecto revelador del informe es la participación juvenil en actividades comunitarias y protestas. El 22% de los jóvenes entre 18 y 29 años participa en juntas o comités de mejoras comunitarias, mientras que un 53% aprueba las protestas y manifestaciones como formas legítimas de expresión. Sin embargo, solo el 15% de los jóvenes participa en partidos políticos, lo que indica una desconfianza en estas instituciones.
La desconfianza en los partidos políticos se refleja también en la baja simpatía hacia ellos. Solo el 9% de los jóvenes siente afinidad por alguna colectividad política, en comparación con el 15% de los mayores de 29 años. Además, solo el 26% de los jóvenes cree que los políticos están interesados en sus opiniones, frente al 33% de los mayores. Este sentimiento de falta de representación y preocupación por sus problemas contribuye a su menor participación en las elecciones.
La menor participación electoral de los jóvenes no debe interpretarse como una apatía hacia la democracia. Más bien, refleja una percepción de que los políticos no están interesados en abordar sus problemas específicos. Esta desconexión es alarmante, ya que los jóvenes representan una parte significativa de la población y su voz es crucial para una democracia inclusiva y representativa.
La importancia de que los jóvenes participen activamente en la política no puede ser subestimada. Los jóvenes aportan nuevas perspectivas, energías y soluciones innovadoras a los problemas que enfrentamos como sociedad. Su participación garantiza que las decisiones políticas reflejen una amplia gama de intereses y necesidades, promoviendo
políticas más equilibradas y justas.
Además, los jóvenes tienen un papel crucial en la construcción del país, siendo quienes sufrirán las consecuencias a largo plazo de las decisiones tomadas hoy. Por tanto, es fundamental que estén representados en los procesos de toma de decisiones para asegurar que sus futuros estén en manos responsables y conscientes de sus necesidades y aspiraciones.
A pesar de estas barreras, los jóvenes se sienten optimistas sobre el futuro. Un 46% de los jóvenes cree que el país ofrece un buen futuro para ellos y sus familias. Sin embargo, sus preocupaciones difieren de las de los mayores. Mientras los jóvenes se preocupan más por la economía, los mayores están más centrados en la seguridad.
La política necesita de la energía y la innovación que los jóvenes pueden aportar. Es crucial que las nuevas generaciones se hagan cargo y participen activamente en la construcción del país, no solo como observadores, sino como actores principales en el escenario político.
Sus ideas frescas y su visión a largo plazo son esenciales para enfrentar los desafíos actuales y futuros, desde el cambio climático hasta la inclusión social y económica.
En un país polarizado, debemos estar de acuerdo en que falta de representación política para los jóvenes es una cuestión crítica que debe abordarse urgentemente. La política colombiana debe evolucionar para incluir a los jóvenes de manera más significativa, reconociendo su interés y apoyo a la democracia, y trabajando para cerrar la brecha entre la participación electoral y el interés político. Solo así podremos construir una democracia más inclusiva y equitativa, donde los jóvenes jueguen un papel activo y vital en la formación del futuro del país. La participación activa de los jóvenes en la política no solo es una necesidad, sino una garantía de un futuro más justo y prometedor para todos.